Día de la Bandera
En diferentes cumbres de cerros y montañas, o al ingresar a distintos refugios, solemos encontrar una serie de cinco banderas de colores, aunque pocos conocen su explicación.
En muchas de las montañas, principalmente en el Everest, se suelen ver en la cima una serie de banderas de colores, aunque poco se sabe sobre su significado. Te contamos de cómo nació la idea de poner en lo más alto de ciertos picos estas insignias y su significado.
En el año 800 por primera vez el budismo llegó al Tibet. Hasta aquel entonces, los habitantes de dicha región seguían la religión Bon, una práctica shamanística y era algo común colgar banderas de cinco colores, en representación de los cinco elementos.
Eso se realizaba bajo la creencia de que dichos estandartes ofrecían protección.
Al vincularse el budismo con las banderas Bon, los mantras e iconografías se pintaron sobre las banderas, creando los orígenes de lo que es conocido hoy como banderas tibetanas de oración.
Si bien se suelen ver en lo más alto de determinadas montañas, lo cierto es que no hay una indicación exacta sobre dónde ponerlas (respecto a las cumbres), y se pueden ver en diferentes lugares, pero si hay que tener en cuenta que se las aconseja ubicarlas al aire libre.
Con el tiempo, las banderas tomaron una importancia que va más allá de la utilización en el tibet, y se las empezó a relacionar con la montaña, más allá de una ubicación geográfica.
A su vez, existen dos tipos de banderas: las horizontales, denominadas lung ta (significa “caballo de viento”) en tibetano, y las verticales (Darchor). “Dar” significa “para aumentar la vida, fortuna, salud y dinero”, “Cho” significa “todos los seres sensibles”.
De izquierda a derecha, este es el orden y el significado de cada bandera:
Azul (cielo y espacio);Blanco (el aire y el viento);Rojo (fuego); Verde (el agua);Amarillo (la tierra). El fin de las Banderas de Oración es las de ser colgadas donde el viento pueda activar las bendiciones. El sol, el viento y la lluvia las descolorarán o desgastarán con el tiempo, lo que nos proporciona un recordatorio sutil de que todas las cosas son impermanentes o temporales.